Reescribir un cuento popular desde el punto de vista del tratamiento de las clases sociales.
- Carmen Martínez Ballesteros
- 4 feb 2016
- 4 Min. de lectura
Érase una vez una mujer de unos 40 años que, leyendo junto a su ventana, se cortó con la hoja en el dedo y vio como la sangre cayó en la nieve. Fue entonces cuando deseó tener una hija con la piel tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el pelo negro como el ébano. Y su deseó se cumplió, naciendo así Blancanieves. Pero, la madre de ésta murió después de dar a luz y el padre se casó con una hechicera poderosa que tenía un espejo mágico llamada Laura. La madrastra de la niña solía preguntarle a su espejo una pregunta cada día: Espejito, espejito, ¿quién es en la Tierra la más bella de todas? Y él contestaba: Tú, Laura eres la más bella de todas. Pero, cuando Blancanieves creció y se convirtió es una joven estudiante de magisterio. La mujer de su padre le preguntó a su espejo, éste respondió: Estás llena de belleza, es cierto, pero Blancanieves es la persona más humilde y corriente que jamás he visto y es mucho mejor que tú por ello, porque la belleza ni el poder lo es todo. Ella, celosa, ordenó a un cazador asesinar a Blancanieves en el bosque y, para asegurarse, le exigió que le trajera el corazón de la niña. El cazador se arrepintió, la dejó escapar y le llevó el corazón de un ciervo joven. En el bosque, Blancanieves descubrió una pequeña casa que pertenecía a siete enanos y decidió entrar para descansar. Allí, éstos se apiadan de ella: Si mantienes la casa para nosotros, cocinas, haces las camas, lavas, coses, tejes y mantienes todo limpio y ordenado, entonces puede quedarse con nosotros y tendrá todo lo que quiera. Le advirtieron, eso sí, que no dejara entrar a nadie mientras ellos estuvieran en las montañas. Mientras tanto, la celosa madrasta le preguntó a su espejo una vez más quién era la más bella de todas y, horrorizada, se enteró de que Blancanieves no sólo estaba viviendo con los enanos, sino que el espejo la prefería a ella. Laura usa tres disfraces para tratar de matar a Blancanieves mientras los enanos están en las montañas. En primer lugar, disfrazada de vendedora ambulante, le ofrece a Blancanieves coloridas cintas para el cuello, Blancanieves se prueba una pero Laura la aprieta tan fuerte que Blancanieves cae desmayada, haciéndole pensar a la maléfica madrastra que está muerta. Blancanieves es revivida cuando los enanos le retiran la cinta de su cuello. A continuación, se disfraza de persona mayor que vende peines y le ofrece un peine envenenado a Blancanieves. Aunque Blancanieves se resiste a que la mujer le ponga el peine, ésta logra ponérselo a la fuerza y Blancanieves cae desmayada. Cuando llegan los enanos de las montañas le quitan el peine y se dan cuenta de que no alcanzó a clavárselo en la cabeza sino que solo la rasguñó. Por último, prepara una manzana envenenada, se disfraza como la esposa de un granjero y le ofrece la manzana a Blancanieves. Cuando ella se resiste a aceptar, Laura corta la manzana por la mitad, y se come la parte blanca y le da la parte roja y envenenada a Blancanieves. Ella come la manzana con entusiasmo e inmediatamente cae en un profundo sopor. Cuando los enanos la encuentran, no la pueden revivir. Los enanos fabrican un ataúd de cristal para poder verla todo el tiempo. El tiempo pasa y un chico joven que viaja a través de la tierra ve a Blancanieves en el ataúd. Él está encantado con Blancanieves ya que había algo dentro de él que decía que era la mujer más buena y humilde que jamás hubiera conocido antes. Estaba cansado de las fachadas y de los estereotipos y de inmediato se enamora de ella. Este le ruega a los enanos que le den el cuerpo de Blancanieves y pide a sus sirvientes que trasladen el ataúd a su castillo. Al hacerlo se tropiezan en algunos arbustos y el movimiento hace que el trozo de manzana envenenada atorada en la garganta de Blancanieves se caiga haciéndola despertar. Una vez despierta, ambos empiezan a hablar y a conocerse. El joven se da cuenta de que era la mujer más maravillosa del mundo, siempre había deseado conocer a una persona así, tan buena, siempre dispuesta ayudar a la gente, humilde… Se había cansado de las princesas dotadas de hermosura ya que muchas de ellas o casi todas no tenían los atributos de esta joven estudiante. Él, finalmente le declara su amor y pronto se planea una boda. La vanidosa madrastra, creyendo aún que Blancanieves está muerta, pregunta una vez más a su espejo quién es la más bella de la tierra y, una vez más, el espejo la decepciona con su respuesta: "Tú eres bella, es cierto; pero bella solo por fuera, la joven Blancanieves además de ser bella por fuera también lo es por dentro." La reina es invitada al matrimonio de un héroe de un país vecino, sin saber que la que se iba a casar era su hijastra. Cuando se da cuenta de que es Blancanieves, Laura se asusta y se desespera tratando de pasar desapercibida. Sin embargo el joven héroe y Blancanieves la ven. Blancanieves la reconoce y le cuenta a su amado todo lo que la aquella le hizo. Como castigo por sus malos actos, su futuro marido, manda a confeccionar un par de zapatos de hierro que son calentados al fuego hasta quedar rojos. Luego obliga a la madrastra a ponérselos y bailar hasta que cae muerta.

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